jueves, mayo 22, 2014

Por el camino del arte


Foto: Ecured

Si ganar un cake en una sencilla actividad la hizo exclamar: ¡qué contenta se va a poner mi familia!, ya imagino cuán merecida felicidad disfruta mi sobrina Solangel Castro, tras la confirmación de que continuará estudios en la Escuela Nacional de Arte, en La Habana.

Muchos elogios mereció su desempeño como estudiante de música, en clarinete, durante las pruebas de pase de nivel, procedente de la escuela de arte "José María Heredia", en Santiago de Cuba, y en otros escenarios; por eso se auguraba una buena ubicación, aunque no por ello dejó de provocar el alborozo suyo, y de los familiares. 

Para gente de origen muy humilde, el hecho de acceder a la reconocida institución maximiza las emociones, pero demuestra lo decisivo del talento, como el requisito principal para ingresar a este centro, insignia de la enseñanza artística en Cuba, inaugurada en 1962 como un proyecto de la triunfante revolución para llevar el arte a todos por igual, que se ha convertido en un paradigma de la cultura cubana. 

Y en su génesis está la idea visionaria de Fidel Castro Ruz, el máximo líder de la Revolución Cubana, quien previó, mediante el proyecto de instructores de arte,  localizar el talento potencial de niños y jóvenes en provincias y municipios. 

Precisamente del montañoso municipio santiaguero de Tercer Frente procede mi sobrina, quien irá a una institución con capacidad para internados que permite el acceso de jóvenes y niños de todas partes del país. 

De otro modo, su mamá oficinista y el papá profesor de Matemática y Computación no podrían costearle la carrera, y mucho menos el hospedaje en la capital del país. 

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