miércoles, enero 30, 2013

Con el corazón de niños


Frank Michel frente al jardín de la abuela

Un reparador viaje constituyó la reciente visita a mi familia, donde otra vez nos reunió a hermanos, sobrinos, cuñadas y otros parientes, el feliz motivo del cumpleaños 81 de mi madre, quien lo disfruta como el mayor regalo.

Al compartir el reencuentro nos actualizamos de nuestros proyectos, estado de salud y demás; surgen convergencias y divergencias de criterios de los más diversos temas, pero siempre bajo el principio del respeto a la opinión personal.

De lo más grato guardo el rato de diversión con las ocurrencias de mi sobrino-nieto Frank Michel, quien en pocos meses cumplirá los tres años, una etapa infantil encantadora, de ideas ingeniosas como la suya de convertir una hoja de col en supuesta rana y lanzarla de una persona a otra, que nos trasportó a un juego imprevisto.

Mi sobrina Yaimí, una joven profesora, se sorprendió atrapada en la broma creyéndola algo real, cuando se despojó de la blusa en un santiamén, huyéndole al “anfibio” tan temido por la frialdad y viscosidad de su piel, sobre todo entre las féminas, aunque no tanto en mi caso que las saco del lugar para liberar a mi hija del temor.

Fue un buen tiempo de risas y gritos, de renovar el corazón de niños,  a lo que acompañaron otros instantes de entretenimiento con el pequeño Frank, incluida la demostración de aprendiz de mecánica, desarmando el carrito de juguete, que lograba armar nuevamente aunque unía la goma trasera con la delantera.  


martes, enero 15, 2013

El privilegio de una amistad




Alejadas de su tiempo podrían considerarse actitudes de mi amigo Manuel Alberto Fernández Ortiz; pero no es por malo sino todo lo contrario, al menos en mi opinión, es por los saberes adquiridos en eso de derrochar cortesía, caballerosidad y frases amables, además de conversar con detenimiento como si pocas veces tuviera prisa.
Una sonrisa habitual

Cualidades de ese tipo me atrajeron desde que nos conocimos aquí en Las Tunas, por relaciones de trabajo cuando se encontraba en la Empresa Provincial de Transporte, pues  ahora labora en el sector azucarero. 

Hoy 15 de enero, está de cumpleaños, momento ideal  para escribir estas líneas como una especie de regalo espiritual, hasta tanto nos veamos pronto, en sus ya próximas vacaciones durante el tiempo de colaboración en Venezuela. 

Suelo llamar “Manolito” a este amigo que asegura haberse educado muy cerca de uno de sus abuelos, de quien sigue buenos consejos en la vida, sobre todo en su comportamiento en las relaciones sociales, como los de nunca considerar tiempo perdido el compartir una fiesta o encuentro similar con una mujer porque esta no sea su pareja. 

En nuestra comunicación virtual o directa nunca falta alguna frase de cariño y halago sin la buena pizca de humor criollo, propio de los cubanos.Me siento privilegiada con este hombre de cuyos esfuerzos provienen los éxitos laborales, con capacidad para cualquier desempeño y merecedor del aprecio sincero de muchos, acorde a sus modos de actuar, perneados de sencillez y sinceridad.

¡Felicidades a mi gran amigo!